top of page
Norman L. Geisler

La Inerrancia de la Biblia


¿Contiene errores la Biblia? La Biblia no puede errar porque es Palabra de Dios, y Dios no se equivoca. No significa que no haya dificultades en la Biblia, las cuales no se deben a la revelación perfecta de Dios, sino a nuestro entendimiento imperfecto. La historia de las críticas a la Biblia revela que la Biblia no yerra, pero los críticos sí. La mayoría de las críticas caen en alguna de las siguientes categorías. Asumir que lo No Explicado siempre será Inexplicable Cuando un científico se topa con alguna anormalidad en la naturaleza, no deja de hacer exploración científica. Por el contrario, lo inexplicable motiva al estudio. Hubo un tiempo en que los científicos no podían explicar los meteoritos, eclipses, tornados, huracanes y terremotos. Hasta hace poco, los científicos no sabían cómo podía volar el abejorro. Todos estos misterios han entregado sus secretos a la paciencia avasalladora. Los estudiosos no saben cómo se sostiene la vida en los respiraderos termales de las profundidades del mar; pero ningún hombre de ciencia tira la toalla y grita: “¡Contradicción!” El verdadero estudioso de la Biblia se acerca a ella con la misma suposición de que existen respuestas para lo inexplicable. Los críticos alguna vez propusieron que Moisés no podría haber escrito los primeros cinco libros de la Biblia porque la cultura mosaica era anterior a la invención de la escritura. Ahora sabemos que la escritura existía miles de años antes que Moisés. También hubo un tiempo en que los críticos pensaron que las referencias bíblicas al pueblo hitita eran totalmente ficticias, que nunca había existido un pueblo con tal nombre. Recientemente se encontró la biblioteca nacional de los hititas en Turquía. Por lo tanto, tenemos razones para creer que otros fenómenos indescifrables de la Escritura tendrán explicación más adelante. Asumir que la Biblia es Culpable de Error a menos que Pruebe su Inocencia Muchos críticos asumen que la Biblia está equivocada hasta que algo demuestra que tiene la razón. Sin embargo, cualquier ciudadano norteamericano acusado de algún crimen es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. La Biblia debería leerse concediéndole como mínimo la misma credibilidad que a otro tipo de literatura supuestamente verídica. Así manejamos toda comunicación humana. De lo contrario, no podríamos vivir. Si asumiéramos que los señalamientos viales no dicen la verdad, probablemente moriríamos antes de poder probar lo contrario. Si asumiéramos que los paquetes de comida están mal etiquetados, tendríamos que abrir todas las latas y paquetes antes de comprar. Similarmente, debemos asumir que la Biblia, como cualquier otro libro, nos dice lo que los autores expresaron, experimentaron y oyeron. Los malos críticos empiezan por asumir exactamente lo contrario. No es de extrañar que concluyan que la Biblia está plagada de errores. Confundir Nuestra Interpretación Humana Falible con la Revelación Divina Infalible Jesús afirmó que “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35; Lucas 16:17, RVR1995). Como libro infalible, la Biblia también es irrevocable. Jesús declaró: “Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18; Lucas 16:17, NVI). Las Escrituras también tienen autoridad definitiva, teniendo la última palabra en todo lo que tratan. Jesús empleó la Biblia para resistir al tentador (Mateo 4:4, 7, 10), para solucionar disputas doctrinales (Mateo 21:42), y para reivindicar su autoridad (Marcos 11:17). Algunas veces una enseñanza bíblica se apoya en algún detalle histórico (Hebreos 7:4-10), una palabra o frase (Hechos 15:13-17) o en la diferencia entre el singular y el plural (Gálatas 3:16). Pero, a pesar de que la Biblia es infalible, las interpretaciones humanas no lo son. Aunque la Palabra de Dios es perfecta (Salmos 19:7), mientras existan seres humanos imperfectos habrá interpretaciones erróneas de la Palabra de Dios y puntos de vista equivocados acerca de su contexto. En vista de esto, no debemos apresurarnos a asumir que una creencia científica predominante sea la palabra final. Algunas leyes anteriormente irrefutables son errores para los científicos de hoy. Entonces, podemos esperar que haya contradicciones en opiniones científicas muy difundidas o en interpretaciones ampliamente aceptadas de la Biblia. Pero esto dista mucho de demostrar que realmente exista una contradicción. No Entender el Contexto El error más común de todos los intérpretes de la Biblia, incluyendo a algunos estudiosos importantes, es no leer el texto dentro de su contexto. Como dice el dicho: “Un texto fuera de contexto sirve como pretexto.” Utilizando este desatinado procedimiento podemos demostrar cualquier cosa basándonos en la Biblia. La Escritura dice: “No hay Dios” (Salmo 14:1, LBLA). Por supuesto, el contexto es: “El necio ha dicho en su corazón: No hay Dios.” Alguien podría argumentar que Jesús nos invita a no resistirnos al mal (Mateo 5:39), pero no debemos ignorar el contexto de rechazo a la venganza en el que Jesús lanza esta declaración. Muchos leen la frase de Jesús de “dar al que nos pida” como si fuera obligatorio dar a un niño una pistola si la pide. El error de no notar que el significado depende del contexto es uno de los pecados principales de quienes encuentran defectos en la Biblia. Confundir lo Difícil con lo Claro Algunos pasajes son difíciles de entender o parecen contradecir alguna otra parte de la Escritura. Santiago parece decir que la salvación depende de las obras (Santiago 2:14-26), mientras que Pablo enseña que es una gracia de Dios. Pablo dice que los cristianos son “salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9; Romanos 4:5, LBLA). Pero el contexto de Pablo revela que está hablando de la justificación ante Dios (por la fe solamente), mientras que Santiago se refiere a la justificación ante los demás (quienes sólo ven lo que hacemos). Y tanto Santiago como Pablo hablan de la fertilidad que siempre acompaña a quien ama a Dios. Olvidar las Características Humanas de la Biblia Con excepción de pequeñas secciones como los Diez Mandamientos, que fueron “escritos por el dedo de Dios” (Éxodo 31:18, RVR1995), la Biblia no fue dictada. Los escritores no fueron secretarios del Espíritu Santo. Eran autores humanos que emplearon su propio estilo literario e idiosincrasia. Algunas veces utilizaron recursos humanos (Josué 10:13; Hechos 17:28; 1 Corintios 15:33; Tito 1:12). De hecho, cada libro de la Biblia es obra de un escritor humano (cerca de cuarenta en total). La Biblia también manifiesta diferentes estilos literarios humanos. Los escritores hablan desde el punto de vista del observador, como cuando escriben sobre el amanecer o la puesta del sol (Josué 1:15). También revelan patrones de pensamiento humanos, incluyendo lagunas mentales (1 Corintios 1:14-16) y emociones humanas (Gálatas 4:14). La Biblia muestra intereses humanos específicos. Oseas se interesa por el campo, Lucas tiene inquietudes médicas y Santiago amor por la naturaleza. Como Cristo, la Biblia es completamente humana, sin embargo no tiene errores. Olvidar la humanidad de las Escrituras puede conducirnos a impugnar falsamente su integridad por esperar un nivel de expresión más alto que el acostumbrado en un documento humano. Esto se hará más evidente cuando discutamos los siguientes errores de los críticos. Asumir que un Informe es Falso por ser Parcial Con frecuencia los críticos llegan a la conclusión precipitada de que un informe es falso por estar incompleto. Sin embargo, no es así. Si lo fuera, casi todo lo que se haya dicho sería falso, ya que las limitaciones de tiempo y espacio raramente permiten realizar un informe completo. Por ejemplo, la famosa confesión de Pedro en los evangelios: Mateo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (16:16, RVR1995) Marcos: “Tú eres el Cristo” (8:29, RVR1995) Lucas: “El Cristo de Dios” (9:20, RVR1995) Aún los Diez Mandamientos, “escritos por el dedo de Dios” (Deuteronomio 9:10), se enuncian con variaciones la segunda vez que fueron registrados (compare Éxodo 20:8-11 con Deuteronomio 5:12-15). Hay muchas diferencias entre los libros de Reyes y Crónicas en cuanto a su descripción de sucesos idénticos; sin embargo, no albergan ninguna contradicción en los sucesos que narran. Asumir que el Nuevo Testamento debe Citar al Antiguo Palabra por Palabra Con frecuencia los críticos señalan como prueba de error las variaciones entre pasajes del Antiguo Testamento y la forma como son citados en el Nuevo Testamento. Olvidan que no es necesario que toda cita se haga palabra por palabra. Algunas veces utilizamos citas directas y, otras, citas indirectas. En ese tiempo (y ahora) era perfectamente aceptable, como estilo literario, dar la esencia de una declaración sin utilizar precisamente las mismas palabras. Se puede presentar el mismo significado sin usar las mismas expresiones verbales. Las variaciones en los pasajes del Antiguo Testamento citados en el Nuevo caen dentro de diferentes categorías. Algunas veces se deben a un cambio en la persona que habla. Por ejemplo, Zacarías registra al Señor diciendo: “Mirarán hacia mí, a quien traspasaron” (12:10, RVR1995). Cuando esto se cita en el Nuevo Testamento, es Juan, no Dios, quien está hablando. Así que cambia a: “Mirarán al que traspasaron” (Juan 19:37, RVR1995). Otras veces, los escritores citan sólo una parte del texto del Antiguo Testamento. Jesús lo hizo en la sinagoga de Nazaret, la ciudad en que vivía (ver en Lucas 4:18-19 la cita de Isaías 61:1-2). De hecho, se detuvo a mitad de una frase. De haber continuado, no habría podido sacar el punto central del texto: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (v. 21). La frase inmediatamente posterior “y el día de la venganza del Dios nuestro” (Isaías 61:1-2) se refiere a su segunda venida. Algunas veces el Nuevo Testamento parafrasea o resume el texto del Antiguo Testamento (Mateo 2:6). Otras mezcla dos textos en uno (Mateo 27:9-10). Ocasionalmente se menciona una verdad general sin citar un texto específico. Por ejemplo, Mateo dijo que Jesús fue a vivir a Nazaret “para que se cumpliera lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno” (Mateo 2:23, RVR1995). Como podrá darse cuenta, Mateo no cita a ningún profeta específico, sino a los “profetas” en general. Varios textos hablan de la humildad del Mesías. Ser de Nazaret, un nazareno, era sinónimo de baja categoría en el Israel de tiempos de Jesús. Asumir que los Relatos son Falsos si son Divergentes El hecho de que dos o más relatos del mismo suceso tengan diferencias, no significa que sean mutuamente excluyentes. Mateo 28:5 dice que había un ángel en la tumba después de la resurrección; mientras que Juan nos informa que había dos (v. 20:12). Pero estos informes no se contradicen. Una regla matemática infalible puede explicar fácilmente este problema: donde hay dos, siempre hay uno. Mateo no dijo que había sólo un ángel. Pudo haber un ángel en la tumba en un punto de esa mañana tan confusa y dos en otro momento. Tendríamos que agregar la palabra “sólo” al relato de Mateo para que contradijera al de Juan. Pero si el crítico se acerca a los textos para mostrar que están equivocados, entonces el error no está en la Biblia, sino en el crítico. Similarmente, Mateo (27:5) nos informa que Judas se ahorcó; pero Lucas dice que “se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron” (Hechos 1:18, RVR1995). Una vez más, estos relatos no se excluyen mutuamente. Si Judas se colgó de un árbol y éste estaba a la orilla de un barranco de esa área rocosa, su cuerpo pudo haber caído sobre rocas filosas, derramando sus entrañas como Lucas describe con tanta viveza. Asumir que la Biblia Aprueba todo lo que Registra Es un error asumir que la Biblia aprueba todo lo que contiene. La Biblia completa es verdad (Juan 17:17), pero registra algunas mentiras. Por ejemplo, la de Satanás (Génesis 3:4; Juan 8:44) y la de Rahab (Josué 2:4). La inspiración abarca completamente la Biblia en el sentido de que registra con precisión y fidelidad incluso las mentiras y errores de seres impíos. La verdad de la Escritura se encuentra en lo que la Biblia revela, no en cada cosa que registra. A menos que se mantenga esta distinción, se puede concluir erróneamente que la Biblia enseña inmoralidades porque narra el pecado de David (2 Samuel 11:4), que promueve la poligamia porque registra la de Salomón (1 Reyes 11:3), o que apoya el ateísmo porque cita al necio diciendo: “no hay Dios” (Salmo 14:1). Olvidar que la Biblia No es un Texto Técnico Para ser verdadero, un escrito no tiene que usar lenguaje erudito, técnico o el así llamado lenguaje “científico.” La Biblia está escrita para el hombre común de toda generación; por lo tanto utiliza vocabulario de uso diario. Utilizar un lenguaje de observación nada científico no es contravenir a la ciencia, es simplemente haber existido antes que ella. La Biblia fue escrita en tiempos remotos con normas antiguas, y sería anacrónico imponerle las normas científicas modernas. Sin embargo, no es más científico hablar del sol “deteniéndose” (Josué 10:12) que “saliendo” (Josué 1:15). Los meteorólogos todavía se refieren a la “salida del sol” y la “puesta del sol.” Asumir que los Números Redondos son Falsos Como se hace en el lenguaje coloquial, la Biblia utiliza números redondos (Josué 3:4; 4:13). Se refiere al diámetro diciendo que es aproximadamente un tercio de la circunferencia (1 Crónicas 19:18; 21:5). Técnicamente se trata sólo de una aproximación (Lindsell, 165-66); pero aunque desde el punto de vista de una sociedad tecnológica sea una imprecisión referirse al 3.14159265 como 3, no es incorrecto. Es suficiente para el “mar de metal fundido” (2 Crónicas 4:2) de un templo hebreo de la antigüedad, aunque no sea suficiente para la computadora de un cohete moderno. No podemos esperar que los actores de una obra de Shakespeare se refieran a un reloj de pulsera, ni que la gente de una era pre-científica utilice números precisos. Pasar Inadvertidos los Recursos Literarios El lenguaje humano no se limita a un modo de expresión. Así que no hay razón para suponer que en un libro inspirado por Dios se haya utilizado sólo un género literario. La Biblia muestra muchos recursos literarios. Tiene libros enteros escritos como poesía (ejemplo, Job, Salmos, Proverbios). Los evangelios sinópticos contienen parábolas. En Gálatas 4, Pablo utiliza una alegoría. El Nuevo Testamento abunda en metáforas (2 Corintios 3:2-3; Santiago 3:6), símiles (Mateo 20:1; Santiago 1:6), hipérboles (Juan 21:25; 2 Corintios 3:2; Colosenses 1:23) e incluso figuras poéticas (Job 41:1). Jesús empleo la sátira (Mateo 19:24; 23:24). En resumen, las figuras retóricas son comunes en toda la Biblia. La utilización de figuras retóricas por parte del escritor bíblico no es un error, la falla está en que el lector tome literalmente las figuras retóricas. Obviamente, cuando la Biblia habla del creyente que descansa a la sombra de las “alas” del Señor (Salmo 36:7), no significa que Dios sea un ave emplumada. Cuando la Biblia dice que Dios “despierta” (Salmo 44:23), como si estuviera dormido, significa que se dispone a actuar. Olvidar que Sólo el Texto Original está Libre de Errores Se han encontrado errores genuinos en copias de textos de la Biblia hechas cientos de años después que los originales. Dios sólo inspiró el texto original de la Escritura, no las copias. Por tanto, sólo el texto original está libre de errores. La inspiración no garantiza que toda copia salga sin errores, especialmente en copias de copias de copias. Por ejemplo, en la versión King James (KJV), 2 Reyes 8:26 dice que el rey Ocozías tenía 22 años, mientras que 2 Crónicas dice 42. Este último número no puede ser, porque haría a Ocozías más viejo que su padre. Obviamente, este es un error del copista, pero no altera la infalibilidad del original. En primer lugar, estos son errores de las copias, no de los originales. Segundo, son errores mínimos (con frecuencia en nombres o números) que no alteran la enseñanza. Tercero, estos errores de copista son relativamente pocos. Cuarto, generalmente por el contexto u otra parte de la Escritura sabemos dónde está el error. Por ejemplo, Ocozías debe haber tenido 22 años. Finalmente, aunque haya un error del copista, el mensaje llega completo. Por ejemplo, si usted recibiera una carta con la siguiente frase, ¿asumiría que puede recoger algún dinero? “#STED HA GANADO $20 MILLONES” Aunque haya un error en la primera palabra, el mensaje llega completo: ¡Usted es 20 millones más rico! Si el siguiente día recibiera otra carta que dijera lo siguiente, estaría aún más seguro: “U#TED HA GANADO $20 MILLONES” Entre más errores de este tipo haya (cada uno en un lugar diferente), más seguro estará del mensaje original. Por eso los errores de los escribas en los manuscritos no afectan el mensaje básico de la Biblia. Confundir Generalizaciones con Verdades Universales Como otros tipos de literatura, la Biblia utiliza generalizaciones. El libro de Proverbios tiene muchas. Los dichos proverbiales, por su misma naturaleza, ofrecen una guía general, no certidumbre universal. Son reglas para la vida, pero reglas que admiten excepciones. Proverbios 16:7 (NVI) afirma que “cuando los caminos del hombre son agradables al Señor, aun a sus enemigos hace que estén en paz con él.” Obviamente esto no fue pensado como una verdad universal. Pablo fue agradable al Señor, y sus enemigos lo apedrearon (Hechos 14:19). Jesús fue agradable a Dios, y sus enemigos lo crucificaron. Sin embargo, generalmente es verdad que quien actúa agradando al Señor puede reducir el antagonismo de sus enemigos. Los proverbios son sabiduría (guías generales), no leyes (órdenes universales). Cuando la Biblia declara: “seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45, LBLA), no hay excepciones. La santidad, bondad, amor, verdad y justicia están enraizadas en la misma naturaleza del Dios inmutable. Pero la literatura sapiencial aplica las verdades universales de Dios a las circunstancias cambiantes de la vida. Los resultados no siempre serán los mismos. Sin embargo, son guías útiles. Olvidar que Revelaciones Posteriores Reemplazan a las Anteriores Algunas veces los críticos no se dan cuenta que la revelación es progresiva. Dios no revela todo de una sola vez, ni establece las mismas condiciones en cada período de la historia. Algunas de sus últimas revelaciones reemplazan a las primeras. Algunas veces los críticos de la Biblia confunden un cambio en la revelación con un error. Que un padre permita que su hijo pequeño coma con los dedos, pero exija a otro mayor que utilice cuchara y tenedor, no es una contradicción. Así es la revelación progresiva: cada orden adecuada a las circunstancias. Hubo un tiempo en que Dios probó a la raza humana prohibiéndole que comiera de un árbol específico en el Jardín del Edén (Génesis 2:16-17). Esta orden ya no está vigente, pero la revelación posterior no contradice esta revelación anterior. También hubo un período (bajo la ley mosaica) en que Dios pedía el sacrificio de animales por los pecados de la gente. Sin embargo, ya que Cristo ofreció el sacrificio perfecto por los pecados (Hebreos 10:11-14), está orden del Antiguo Testamento ya no está vigente. No hay contradicción entre la orden anterior y la posterior. Por supuesto, Dios no puede cambiar las órdenes que tienen que ver con su naturaleza inmutable (Malaquías 3:6; Hebreos 6:18). Por ejemplo, como Dios es amor (1 Juan 4:16), no puede ordenar que lo odiemos. Tampoco puede ordenar lo que es lógicamente imposible, por ejemplo, ofrecer y no ofrecer un sacrificio por el pecado al mismo tiempo y en el mismo sentido. No obstante estos límites morales y lógicos, Dios puede dar, y ha dado, revelaciones progresivas que, si se sacan de su contexto y se yuxtaponen, pueden parecer contradictorias. Esto es tan erróneo como asumir que un padre se contradice al permitir que un joven de 16 años permanezca despierto más tarde que un niño de 6 años. En resumen, la Biblia no puede errar, pero los críticos sí, y lo han hecho. No hay errores en la revelación de Dios, pero hay fallas en nuestra interpretación. Por lo tanto, es mejor aplicar la sabiduría de San Agustín al aproximarnos a las dificultades de la Biblia: “Si quedamos perplejos por una aparente contradicción en la Escritura, no es válido decir: ‘El autor de este libro está equivocado,’ sino (1) el manuscrito tiene un error, (2) la traducción está mal o (3) no has entendido” (Agustín, Ciudad de Dios 11.5). Fuentes G. L. Archer, Jr., An Encyclopedia of Biblical Difficulties W. Arndt, Bible Difficulties ————————, Does the Bible Contradict Itself? San Agustín, City of God. San Agustín, Reply to Faustus the Manichaean, in P. Schaff, ed., A Select Library of the Nicene and Ante-Nicene Fathers of the Christian Church N. L. Geisler, “The Concept of Truth in the Inerrancy Debate,” October-December 1980 ————————————— and T. Howe, When Critics Ask ————————————— and W. E. Nix, General Introduction to the Bible J. W. Haley, Alleged Discrepancies of the Bible H. Lindsell, The Battle for the Bible J. Orr, The Problems of the Old Testament Considered with Reference to Recent Criticism J. R. Rice, Our God-Breathed Book-The Bible E. Thiele, The Mysterious Numbers of the Kings of Israel R. Tuck, ed., A Handbook of Biblical Difficulties R. D. Wilson, A Scientific Investigation of the Old Testament (Artículo de Norman L. Geisler, tomado dehttp://es.4truth.net/fourtruthespbb...)

305 visualizaciones0 comentarios
bottom of page