¿Quién decidió los libros que serían incluidos en la Biblia? La respuesta corta:
Dios lo hizo. Dios es el autor de toda la Escritura y la Biblia es la colección de esa Escritura. Posiblemente una mejor pregunta sería la siguiente: ¿Cómo se reconocieron y recolectaron esos libros? La recolección de los manuscritos que ahora componen la Santa Biblia, se dio mientras los libros eran circulados entre el pueblo de Dios y reconocidos como la Escritura. Los eruditos le llaman a esto canonización (de “canon”, la palabra latina para “vara medidora”). Los líderes de la Iglesia antigua no “eligieron” el canon. Ellos reconocieron los libros que Dios había elegido. Cinco principios guiaron este proceso. Los líderes de la Iglesia antigua consideraron estos aspectos de un texto dado: 1. ¿Tiene la autoridad de Dios? Existen muchas declaraciones de autoridad acerca de cómo un creyente debe vivir y de lo que Dios ha hecho. Puede haber una declaración explícita: “Así ha dicho el Señor”. En alguna manera, el libro declarará la autoridad de Dios. 2. ¿Fue escrito por un siervo de Dios? El autor puede haber sido un profeta o un apóstol, o pudo haber sido respaldado por uno. 3. ¿Dice la verdad acerca de Dios? ¿Su contenido cuadra con otra Escritura conocida? No hay error en toda la Escritura. Si un libro contuviera errores fácticos o contradijera a otra Escritura, este no pasaría la prueba. 4. ¿Muestra el poder de Dios? La verdadera Escritura tiene el poder de cambiar vidas y de edificar al pueblo de Dios. 5. ¿Es aceptado por el pueblo de Dios? El libro tenía que ser aceptado por el pueblo de Dios a quien había sido dado inicialmente.
Alex McFarland