Cuando leemos atentamente el testimonio no-cristiano de Jesús de Nazaret, podemos ver fuertes indicios de que sus primeros discípulos creían que él era Dios. Josefo (ca. 37/38-100) Josefo era un historiador judío del primer siglo y contemporáneo de Jesús que escribió de “hermano ...de Jesús que se llamó Cristo” (Antigüedades 20.9.1). Y añadió: “Ellos reportaron que se les había aparecido tres días después de Su crucifixión y que él estaba vivo; en consecuencia, era quizás el Mesías sobre el cual los profetas han contado maravillas” (18.33, texto árabe). Pero las palabras como “Cristo” y “Mesías” fueron entendidas por la Escritura judía para referirse a la deidad. Luciano (ca. 120-180) Este satírico griego del segundo siglo dijo que Cristo era “el hombre que fue crucificado en Palestina porque introdujo este nuevo culto en el mundo… Además, su primer legislador les convenció de que todos eran hermanos unos de otros después de haber transgredido de una vez por todas negando a los dioses griegos y adorando al mismo sofista crucificado y viviendo bajo sus leyes” (Sobre la Muerte del Peregrino 13.15,). Claramente reconoce que los primeros discípulos de Jesús negaron el politeísmo y adoraron a Cristo como Dios. Suetonio (ca. 120) Este historiador romano del segundo siglo insinúa que Cristo fue considerado Dios por sus primeros discípulos. “Mientras los judíos estaban haciendo disturbios constantes a instigación de Crestus [otro deletreo de Cristus o Cristo], él [el emperador Claudio] los expulsó de Roma.” En otra parte, en las Vidas de los Césares (26.2), Suetonio escribió: “El castigo por Nero fue infligido a los cristianos, una clase de hombres dada a una superstición nueva y malisiosa” (una posible alusión indirecta a su reclamación para la deidad de Jesús). Plinio el Joven (ca. 112) Plinio habló de las matanzas a los cristianos, a quienes trató de inducir a “maldecir a Cristo, lo cual un verdadero cristiano no puede ser inducido a hacer.” En la misma carta (Epístolas 10.96) escribió de los cristianos: “Ellos tenían el hábito de reunirse en un cierto día fijo antes de que hubiera luz, cuando cantaban en verso alternativo un himno a Cristo como a un dios, y obligándose a un juramento solemne, no hacer ningún acto malo, y nunca negar una verdad cuando sean llamados para comunicarlo”.Esto indica claramente que ellos creían que Jesús era Dios. Talo (ca. 52) Julio Africano (ca. 221 dC) dijo: “Talo, en el tercer libro de sus historias, explica esta oscuridad [en el momento de la crucifixión] como un eclipse del sol–razonablemente, como me parece. Era irrazonable, por supuesto, porque un eclipse solar no podía tener lugar en el momento de la luna llena, y era el tiempo de la luna llena pascual cuando Cristo murió”.Aquí de nuevo, tanto las maravillas circundantes como el término de la deidad “Cristo” revelan la creencia de los discípulos en la deidad de Jesús. Carta de Mara Bar-Serapion (después del 73 dC) Esta carta de un padre a su hijo en la cárcel, custodiada por el Museo Británico, sólo insinúa las pretensiones de la deidad de Cristo en la frase “el Rey sabio,” un título que las Escrituras judías usaban para referirse al Cristo, a quien esas Escrituras también esperaban que sea Dios (ver arriba, bajo “Las Reclamaciones de Jesús de ser el Mesías-Dios”). La carta dice: “¿Qué ventaja obtuvieron los judíos al ejecutar a su Rey sabio? Fue justo después de que su reino fue abolido… Pero Sócrates no murió para siempre; vivió en la enseñanza de Platón. Pitágoras no murió para siempre; vivía en la estatua de Hera. Ni el Rey sabio [Jesús] murió para siempre; él vivió en la enseñanza que había dado” (énfasis agregado). Norman Geisler