Como monoteístas, los judíos de la época de Jesús creían que un Dios razonable, racional, y moralmente perfecto creó el universo (Mateo 22:37-38). Como el Creador (Génesis 1:1,27), Dios dotó a los humanos con la capacidad de la razón y la racionalidad. La razón es parte de la “imagen de Dios” a la cual Dios creó a las personas (Colosenses 3:10), e incluso en nuestro estado caído, nosotros aún retenemos su imagen (Génesis 9:6; Santiago 3:9). Para estar seguros, el pecado ha desvanecido la imagen de Dios, pero no la ha borrado. Las personas no-salvas aún pueden pensar racionalmente. Incluso, fue el filósofo no-cristiano griego Aristóteles que primero se conoce que ha establecido los mismos principios por los cuales todos los seres racionales piensan–las leyes de la lógica.1 Y a pesar de la bien conocida diferencia entre las cosmovisiones griega y hebrea,2 no existe diferencia esencial entre su uso de las leyes básicas del pensamiento.3 Jesús, como Creador y Logos (Juan 1:1-3; Colosenses 1:16), también dotó a los humanos con lenguaje, por las que las ideas razonables pueden ser comunicadas. Como seres hechos a la imagen de Dios, estamos diseñados para conocer y para vivir de acuerdo a la verdad, y tenemos la habilidad para identificar el error. En Isaías 1:18, Dios invita a Israel, “Venid ahora, y razonemos” (LBLA). Dios quería que los hombres y las mujeres de Israel usaran sus habilidades para la razón y consideraran las consecuencias de su comportamiento. Un componente principal de la misión de Jesús fue enseñar y defender la verdad y corregir el error (Juan 8:32). Mediante este proceso, Jesús se mostró ser un filósofo brillante que usó las leyes de la lógica para revelar la verdad, demoler argumentos, y señalar el error. Cuando analizamos los argumentos de Jesús, pronto nos damos cuenta que él era el más grande pensador que jamás pisó la tierra. El filósofo contemporáneo Dallas Willard expuso,
Necesitamos entender que Jesús es un pensador, que esta no es una palabra sucia sino un trabajo esencial, y que sus otros atributos no excluyen el pensamiento, sino que solo aseguran que él es sin duda el mayor pensador de la raza humana: “la persona más inteligente que haya vivido sobre la tierra.” Él constantemente usó el poder de la comprensión lógica para permitir que la gente llegue a la verdad sobre ellos mismos y sobre Dios desde el interior de su propio corazón y mente. Ciertamente también desempeñó un papel en su propio crecimiento en “sabiduría.”4
Jesús usó la lógica para exponer los errores de los fariseos y de los maestros de la ley. Aunque no articuló las leyes de la lógica o los primeros principios, ciertamente los entendía y los aplicaba cuando debatía con las autoridades judías. Los primeros principios del conocimiento son verdades auto-evidentes (obvias), y estas forman el fundamento de todo conocimiento. Puesto que un primer principio es del que sigue todo lo demás en su orden, los primeros principios del conocimiento son esas premisas básicas desde las cuales todo lo demás fluye en el ámbito del conocimiento.5 Las Leyes Básicas del Pensamiento Aristóteles identificó las formas básicas de inferencia racional y las leyes básicas del pensamiento, que son fundamentales para todo pensamiento racional. Sin estas, nadie puede participar en cualquier tipo de proceso de razonamiento.
La Ley de Identidad: A es A. La Ley de No-Contradicción: A no es no-A. La Ley de Medio Excluido: Ya sea A o no-A
En adición a esas tres leyes del pensamiento, Aristóteles explicó detalladamente varias formas de trazar deducciones lógicas desde premisas. Esos son llamados silogismos, de los cuales existen tres tipos básicos. Silogismos Deductivos
Todos los hombres y mujeres son pecadores.
Juan es un hombre.
Por lo tanto, Juan es un pecador.
Silogismos Hipotéticos
Si Dios existe, los milagros son posibles.
Dios existe.
Por lo tanto, los milagros son posibles.
Silogismos Disyuntivos
Juan es salvo o es no-salvo.
Juan no es no-salvo.
Por lo tanto, Juan es salvo.
Por supuesto, existen varias otras formas válidas de razonamiento, incluyendo silogismos abreviados (entimemas), en donde una o más premisas están implícitas pero no escritas; una cadena de razonamiento, en donde una premisa construye otra (soritos); reductio ad absurdum; y argumentos a fortiori (latín para “con mayor fuerza”). Reductio Ad Absurdum
Afirmar X conduce a una absurdez lógica.
Y lo que sea que es lógicamente absurdo es falso.
Juan mantiene X.
Por lo tanto, X es falso.
Argumentos A Fortiori
A es aceptada como verdadera.
Pero la evidencia para B es incluso mayor que la evidencia para A.
Por lo tanto, B debería ser aceptada como verdadera con incluso mayor fuerza que A.
Existe también un movimiento lógico negativo conocido como “evitando los cuernos del dilema.” Un silogismo disyuntivo argumenta:
Es ya sea este o aquel.
No es aquel.
Por lo tanto, es este.
Para evitar esta conclusión, se debe demostrar que los dos polos no son lógicamente opuestos, y por lo tanto existe una tercera alternativa. Este movimiento racional toma la siguiente forma:
Es ya sea este o aquel.
Es otro.
Por lo tanto, no se sigue que es este o aquel.
Por ejemplo se podría razonar que:
Pablo es rico o pobre.
Él no es pobre.
Por lo tanto, él es rico.
Pero esta conclusión no se sigue, porque existe otro estado entre pobre y rico. Por lo consiguiente, la conclusión no se sigue. Jesús usó esta maniobra para evitar los dilemas aparentes que sus oponentes le propusieron (ver abajo). El Uso de Jesús de los Principios Lógicos y el Razonamiento Jesús empleó la mayoría de las formas básicas de razonamiento en sus discursos. Como el Logos (Razón) de Dios, no es de sorprender que haya ejemplificado esos principios de razonamiento en su presentación y defensa de la verdad. En realidad, ya que la lógica está basada en la misma naturaleza de Dios como el ser racional definitivo de quien toda racionalidad fluye, es apropiado decir: “En el principio era la Lógica, y la Lógica estaba con Dios, y la Lógica era de la misma naturaleza de Dios.” El Uso de Jesús del Principio de No-Contradicción Desde el punto de vista humano, el principio de no-contradicción es quizás la más fundamental de todas las leyes del pensamiento, ya que las otras leyes pueden reducirse a esta.6 Este principio afirma que es imposible que declaraciones contradictorias sean simultáneamente verdaderas en el mismo sentido. Si una afirmación es verdadera, su contradicción es necesariamente falsa.
Como un ser racional, Jesús usó todas las leyes del pensamiento; son inevitables. Pero algunos ejemplos específicos de donde la ley de la no-contradicción surge en el discurso de Jesús ayudarán a ilustrar el punto.
Jesús implica la ley de la no-contradicción cuando advierte acerca de los falsos profetas en contraste con los profetas verdaderos (Mateo 7:15; 24:24). Del mismo modo, él contrasta a los hijos de la luz con los hijos de las tinieblas (Juan 8:12). Él repetidamente reprende a aquellos que rechazan la verdad y están en error (Juan 8:32). Jesús también señala que aquellos que son hijos del diablo no pueden ser hijos de Dios (Juan 8:42-47). Su discípulo Juan pone luego el contraste claramente cuando dice: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo… En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Juan 4:1, 6). El Uso de Jesús del Principio de Identidad
Como otros seres humanos, Jesús sabía intuitivamente que A es A. Todo pensamiento y expresión racional que él hizo implicaba esta ley. Declaró el principio de identidad claramente cuando dijo: “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no” (Mateo 5:37). Sabía que sin este principio no podíamos ni pensar ni hablar coherentemente. Porque si el principio de identidad no fuese verdadero, entonces Dios podría significar no-Dios; creer podría significar no-creer, y bueno podría significar no-bueno. El Uso de Jesús del Principio de Medio Excluido Este principio establece que una proposición debe ser verdadera o falsa. Esta es una precondición de todo pensamiento que Jesús expresó, ya que ninguna afirmación (o negación) puede ser verdadera y falsa simultáneamente en el mismo sentido.7 Él lo demostró sucintamente cuando dijo: “El que no es conmigo, contra mí es” (Mateo 12:30), y “el que conmigo no recoge, desparrama” (Lucas 11:23). No hay neutralidad cuando se trata de Dios. O creemos en él o no. O aceptamos su señorío o no. Y los que no lo aceptan por consecuencia lo rechazan. De la misma manera, o somos hijos de Dios o no lo somos (1 Juan 3:10). Estamos caminando en la luz o caminando en la oscuridad. De hecho, “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Juan 1:5). Cómo Jesús Usó los Principios de Razonamiento Jesús usó muchas de las formas aristotélicas estándar de razonamiento, aunque a menudo en forma de entimema (abreviada) con premisas implícitas. Varias historias familiares ilustran el uso de Jesús de varias formas de razonamiento. El Uso de Jesús de Argumentos A Fortiriori Al dialogar con sus oponentes, Jesús usó a menudo un argumento fortiori. Esta es una línea de razonamiento particularmente poderosa ya que el oponente ya acepta una conclusión similar con menos evidencia. Mateo 12:9-14. Jesús entra en una sinagoga donde hay un hombre con la mano seca. Los judíos están buscando una razón para acusar a Jesús de trabajar en el día de reposo y romper así el cuarto mandamiento, así que se enfrentaron a él: “¿Es lícito sanar en el día de reposo?” Jesús responde: “¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo” (vv. 10-12).
Jesús expone la falacia en la lógica de sus críticos usando un argumento fortiori. Señala que estarían dispuestos a trabajar para rescatar a una oveja en dificultades en sábado. Si eso es cierto, ¿cuánto más deberían estar dispuestos a restaurar a un hombre creado a imagen de Dios? Juan 7:21-24. Jesús defiende su sanidad en el día de reposo con un argumento fortiori. Señala que en la ley del Antiguo Testamento, la circuncisión fue permitida en el día de reposo. Si la circuncisión se puede realizar el sábado en obediencia a la ley mosaica, ¿por qué entonces es incorrecto que Jesús cure a una persona y la haga completa en el día de reposo?
Juan 10:24-41. Aquí Jesús es acusado de blasfemia porque ha declarado ser el Hijo de Dios. Jesús señala el testimonio de sus milagros y le pregunta a sus oponentes: “Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?” Los judíos se enfurecen con esta afirmación y declaran: “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.” (vv. 31-33).
Jesús responde que los jueces nombrados de Israel eran llamados “dioses” no porque fueran seres divinos, sino porque eran los portavoces de Dios que hablaban representativamente de Dios (Salmo 82). Ahora bien, si estos hombres pudieran ser llamados dioses por la autoridad que les fue delegada, ¿cuánto más podría llamarse Jesús Hijo de Dios después de todos los grandes milagros que ha realizado, demostrando así que la autoridad de Dios está sobre él? Mateo 7:11. Jesús también dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Este es un argumento a fortiori en forma hipotética:
Si los hombres y mujeres malvados saben dar buenos regalos a sus hijos, entonces cuánto más Dios.
Los hombres y mujeres malvados saben dar buenos regalos a sus hijos.
Por lo tanto, aún más, Dios sabe dar buenos regalos a sus hijos.
El Uso de Jesús del Silogismo Disjuntivo Jesús dice: “el que conmigo no recoge, desparrama” (Mateo 12:30, y “El que no es conmigo, contra mí es” (Lucas 11:23). O: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24; Lucas 16:13). La lógica es así:
Una persona es por Cristo o contra él.
Los ateos no son por Cristo.
Por lo tanto, los ateos están en contra de Cristo.
Puesto que Jesús afirma ser Dios, no hay posición neutral. Porque o bien es aceptado como Dios y es obedecido, o no es aceptado como Dios y no es obedecido. Y si alguien no obedece a Dios, entonces se opone a Dios. El Uso de Jesús del Silogismo Hipotético Jesús usa un silogismo hipotético para detener a los fariseos. Ellos aceptan al Mesías como Hijo de David, pero no como Hijo de Dios. Jesús responde:
Si David por el Espíritu Santo llamó al Mesías su “Señor,” entonces el Mesías debe ser más que un mero hijo de David (es decir, ser humano).
David llamó al Mesías “Señor” (Salmos 110:1).
Por lo tanto, el Mesías es más que un mero hijo de David; Él es también el Señor de David (es decir, Dios).
De hecho, Jesús idea aquí de manera ardiente para mostrar como el Mesías es Dios y hombre. Él es hombre porque es el hijo de una mujer. Él es Dios porque David, inspirado por el Espíritu Santo, dice que el Mesías es “Señor” de David. Así que, él es a la vez Dios y hombre.
Otro ejemplo de un silogismo hipotético está en Mateo 6:14: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial.” Puede resumirse así:
Si perdonamos a otros, entonces Dios nos perdonará.
Perdonamos a los demás.
Por lo tanto, Dios nos perdona.
“No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mateo 7:1) y muchas de las otras declaraciones de Jesús pueden ser presentadas en la forma de un silogismo hipotético del cual sigue una conclusión lógica. El Uso de Jesús del Silogismo Categórico Lucas 6:6-11. Jesús sana a un hombre en el día de reposo. Para defenderse de los ataques de los judíos legalistas, utiliza un silogismo categórico. Antes de sanar al hombre con la mano seca, pregunta a los fariseos: “¿Es lícito en día de reposo hacer bien?” (v. 9). Ellos lo saben. Así que su argumento adopta esta forma:
Es lícito hacer el bien en el día de reposo.
Sanar la mano de alguien es bueno.
Por lo tanto, es lícito sanar la mano de una persona en el día de reposo.
Mateo 4:4. Jesús usualmente usa silogismos categóricos en forma abreviada. Su declaración de que “No sólo de pan vivirá el hombre” puede ser usada para formular un argumento para la existencia de Dios desde la necesidad.
Los seres humanos necesitan a Dios (es decir, no pueden vivir solo con pan).
Lo que realmente necesitamos, realmente existe.
Por lo tanto, Dios realmente existe.
Incluso la segunda premisa es apoyada en otra parte por Jesús cuando afirma que las necesidades reales serían satisfechas (Mateo 6:25-34; 7:7-11). El sentido común dicta que si se necesita agua, entonces realmente debe haber agua en alguna parte (la persona la encuentre o no). Y si realmente se necesita comida, entonces realmente hay comida en algún lugar (personas mueran o no de hambre). Por lo tanto, si realmente se necesita a Dios, entonces realmente debe haber un Dios en algún lugar que pueda llenar esa necesidad. Hay buenas evidencias para creer que hombres y mujeres realmente necesitan a Dios. La mayoría de las personas que creen en Dios reconocen esto, e incluso los grandes ateos han admitido esto implícitamente.8 Jesús Evita los Cuernos de un Dilema Jesús es un maestro en evitar los cuernos de un dilema. Este es un movimiento muy importante para él porque de lo contrario el oponente refutará lo que está enseñando. Mateo 22:15-22. Jesús es cuestionado: “¿Es lícito dar tributo a César, o no?” (v. 17). Si dice que sí, entonces está reconociendo la autoridad superior de César. Si dice que no, entonces se está poniendo en oposición a César. Pero Jesús no quiere hacer nada; de ahí el dilema. Su respuesta es brillante: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (v. 21). Los fariseos pensaron que habían atrapado a Jesús en los cuernos de un dilema, pero él magistralmente escapa de su trampa. Mateo 22:23-33. Los saduceos, quienes no creían en la resurrección, le preguntan a Jesús si una mujer ha sobrevivido a siete maridos y no tuvo hijos, con cual se casaría en el cielo. (La ley mosaica exigía que si un hombre muriese sin hijos, su hermano debía casarse con la viuda y producir un heredero en el lugar de su hermano; ver Deuteronomio 25:5). Su pregunta es un intento de mostrar lo absurdo de la creencia en una resurrección. Su trampa es inteligente: Jesús no puede contradecir la ley de Moisés, ni puede negar la resurrección de los muertos, una doctrina que ha estado enseñando a lo largo de su ministerio. Parece que se enfrenta con sólo dos opciones, las cuales conducirán a un resultado indeseado. Los saduceos asumen que Jesús tendrá que negar la ley de Moisés o rechazar la idea de la resurrección. La mujer no puede estar casada con los siete hermanos en la resurrección, ni hay razón alguna para casarse con ella, ya que ninguno de los maridos produjo un heredero. Cuando nos enfrentamos a dos opciones inaceptables –que se le llama “pasar por los cuernos del dilema”– debemos buscar una tercera opción. Jesús provee un ejemplo brillante cuando escapa de los cuernos de un dilema primero mostrando que el escenario propuesto por los saduceos es falso. En el estado eterno no se mantendrá la institución del matrimonio, así como otras instituciones terrenales. Segundo, Jesús indica que en la resurrección los hombres y las mujeres serán como los ángeles, que no se casan. Jesús sabe que los saduceos consideran al Pentateuco como la única parte autoritaria de las Escrituras hebreas, por lo que cita de su venerado texto, revelando el error en la comprensión de los saduceos de sus propias Escrituras. Dios le dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob” (Éxodo 3:6). El verbo actual “Yo soy” indica que Dios es presentemente su Dios porque todavía están vivos, es decir, los patriarcas no han desaparecido. De hecho, Moisés y Elías aparecen vivos y conscientes en el Monte de la Transfiguración (ver Mateo 17:1-13; Marcos 9:2-13). El Uso de Jesús de Reductio Ad Absurdum Reductio ad absurdum es un argumento que demuestra que si algo se supone que es verdad pero conduce a una contradicción o absurdo, entonces no puede ser verdad. Funciona de esta manera: El argumento comienza con las premisas de tu oponente. Entonces revelas cómo esto conduce a una contradicción, y así la visión de tu oponente se reduce al absurdo.9 Esta es una poderosa manera de revelar la falsa naturaleza de una visión, pues si podemos demostrar que conduce a una contradicción, entonces no puede ser verdad.
Mateo 12:22-28. Jesús usa el argumento reductio ad absurdum para responder a la acusación de los fariseos de que está exorcizando a los demonios por el poder de Satanás. Jesús demuestra que su premisa lleva a una contradicción: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces” (vv. 25-27). Jesús comienza con la premisa de los fariseos de que expulsa a los demonios por el poder de Satanás. Él señala que si Satanás tiene poder para expulsar demonios, Satanás está echando fuera a sus propios siervos. Esto significaría que Satanás está dividido contra sí mismo, y cualquier reino, ciudad u hogar que desarrolla conflictos internos se destruirá a sí mismo. Jesús continúa señalando que hay exorcistas judíos contemporáneos que también expulsan demonios. Si ellos creen que estos hombres expulsaron demonios por el poder de Dios, ¿por qué no creen que Jesús lo hace por el poder de Dios? Jesús también tiene el testimonio de milagros que confirman que su autoridad es de Dios. Así, Jesús usa el argumento reductio ad absurdum para demostrar que la afirmación de que su autoridad para expulsar demonios es de Satanás crea una conclusión contradictoria y absurda. Conclusión
El uso de la razón y la lógica eran esenciales para la apologética de Jesús. Utilizando argumentos cuidadosamente razonados, desmanteló los argumentos de sus oponentes y señaló sus errores en el pensamiento. Exponer contradicciones y falacias en la lógica eran los métodos que él empleaba. Puesto que la razón y los argumentos lógicos eran una parte de la defensa de Jesús, el apologista y todos los cristianos de hoy deben hacer de esto un área de estudio al participar en la batalla de ideas. La misión de transformar vidas y de traer a gente a la fe en Cristo no viene moviendo a la gente emocionalmente; Dios no pasa por alto la mente para hablar al corazón. La lógica y argumentos bien razonados son necesarios para refutar las creencias falsas y convertir a la gente en la dirección de la verdad. Por supuesto, no debemos excluir la obra del Espíritu Santo y confiar exclusivamente en la lógica. La obra del Espíritu Santo trabaja con el razonamiento y la capacidad racional de una persona. El Dr. James Sire declara que “llega a la ‘mente’ del pueblo de Dios –no a alguna facultad no racional como nuestras ‘emociones’ o nuestros ‘sentimientos.’ Conocer la revelación de Dios significa usar nuestra mente. Esto hace que el conocimiento sea algo que podemos compartir con otros, algo de lo que podemos hablar. La Palabra de Dios está en palabras con contenido racional ordinario.”10 Cuando los hombres y las mujeres lo permiten, el Espíritu Santo revela la verdad a sus mentes antes de que respondan con sus emociones y voluntad.
Relacionado con esto, el teólogo Roy B. Zuck nos recuerda que el Espíritu es “el Espíritu de verdad” (Juan 14:17; 15:26; 16:13).
No enseñaría conceptos que no cumplieran con las pruebas de la verdad. (En una teoría de correspondencia de la verdad, la verdad es lo que corresponde al estado actual de las cosas.) El Espíritu Santo no guía en interpretaciones que se contradicen o no tienen consistencia lógica, interna… El Espíritu busca ayudar al aprendiz lleno del Espíritu a pensar con claridad y precisión. El intérprete debe emplear los principios del razonamiento para hacer inducciones, deducciones, analogías y comparaciones.11
La verdad corresponde a la realidad y es internamente consistente. Por lo tanto, la lógica y la razón deben usarse para interpretar y discernir la verdad del error. Jesús demostró esto mientras usaba la razón para exponer el error y presentar la verdad. Así que el uso de los principios básicos y los procedimientos de razonamiento fueron una parte esencial de la apologética de Jesús. Toda la gente, incluso en su estado caído, tiene esta capacidad, y Jesús la usó para tratar de ayudarlos a ver la verdad. Bibliografía
Aristóteles, Primeros Analíticos
Ver George Ladd, “The Greek versus the Hebrew View of Man,” Present Truth (February 1977).
Ver Steven B. Cowan, “Aristotelian Logic in the Old Testament: A Biblical Refutation of a Strict Dichotomy between Greek and Hebrew Thought,” Bulletin of the Evangelical Philosophical Society 14, no. 2 (1991): 21-30.
Dallas Willard, “Jesus the Logician,” Christian Scholars Review (summer 1999): 610.
Norman Geisler, Thomas Aquinas: An Evangelical Appraisal (Eugene, OR: Wipf and Stock, 1991), 73.
Ver Norman Geisler and Ronald M. Brooks, Come Let Us Reason: An Introduction to Logical Thinking (Grand Rapids: Baker, 1990); Norman Geisler, Systematic Theology, vol. 1, Introduction and Bible (Grand Rapids: Baker, 2002), cap. 5.
Ibid., 73.
Ver Norman Geisler, “God, Evidence for,” en Baker Encyclopedia of Christian Apologetics.
J. P. Moreland and William Lane Craig, Philosophical Foundations for a Christian Worldview (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2003), 43.
James W. Sire, Scripture Twisting (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1980), 17.
Roy B. Zuck, “The Role of the Holy Spirit in Hermeneutics,” Bibliotheca Sacra 141 (April-June 1984): 126.