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  • Norman L. Geisler

Una Evaluación del Fideismo


Muchos dicen que quizás, en realidad, no existe manera racional o evidencial para establecer el teísmo cristiano. ¿Acaso la verdad en la religión, entonces, se basa únicamente en la fe y no en un proceso de razonamiento? Los fideistas dicen que sí. De esta manera, el escepticismo o el agnosticismo filosófico y el fideismo religioso son posiciones cómodamente compatibles.

Una Evaluación del Fideísmo

Al igual que otras posiciones, el fideísmo no está exento de contribuciones significativas para nuestra comprensión de la verdad y la vida cristiana. Sin embargo, como una metodología para establecer la verdad de una cosmovisión teísta o cristiana, el fideísmo es completamente inadecuado. En primer lugar, vamos a señalar algunos de los aspectos positivos.

Algunas Contribuciones Positivas del Fideísmo

El Énfasis Antirracionalista del Fideísmo Tiene un Valor Significativo. La humanidad no puede ni comprender racionalmente demostrar la existencia del trascendente Dios del teísmo cristiano por argumentos puramente lógicos. Dios está más allá del intento inútil de la razón para comprenderlo completamente y con necesidad lógica. Esto es especialmente cierto en el racionalismo geométrico y deductivo de Descartes, Spinoza y Leibniz. Los modelos matemáticos son insuficientes; Dios es más que el Gran Matemático. La naturaleza de Dios no puede ser entendida en términos puramente matemáticos, ni puede su existencia ser demostrada con certeza matemática.

Ni la Evidencia ni la Razón es la Base para la Propia Creencia en Dios. Un creyente no ama a Dios a causa de la evidencia objetiva más que un esposo ama a su esposa sobre la base que dispone de evidencia objetiva acerca de su naturaleza y existencia. La fe en Dios se basa en quién es Dios y no en la supuesta evidencia acerca de su naturaleza y existencia. La base para creer en Dios tiene que ser Dios mismo. Negar esto es reemplazar a Dios con la evidencia acerca de Dios. Es el reemplazar a Dios como el objeto de la propia fe con el razonamiento humano acerca de Dios. Esto lleva a un punto relacionado.

La Sola Evidencia Objetiva No Induce una Respuesta Religiosa. La apologética como tal, no hace y no puede producir una fe en el cristianismo. Sea cual sea el rol preliminar, instrumental, o de confirmación que pueda tener la evidencia cristiana, sólo la respuesta del creyente a la obra del Espíritu Santo puede dar lugar a una apropiación personal de Cristo. Los argumentos racionales no pueden producir fe en Dios, y la evidencia histórica no puede lograr un compromiso con Cristo. La fe opera en la dimensión subjetiva y personal que va más allá de los procesos puramente racionales. La evidencia objetiva es, en el mejor de los casos, sólo una herramienta a través del cual Dios puede operar, pero la fe nunca es el producto solamente de los hechos históricos.

La Fe es Más que Intelectual; es Volitiva. El fideísmo subraya correctamente que la fe en Dios no es un mero asentimiento intelectual; es un compromiso del corazón. La fe es más que racional; es volitiva. Creer en Dios implica un compromiso de toda nuestra persona y no meramente el reconocimiento de la verdad de ciertas afirmaciones acerca de Dios. La mente puede conocer que algo es objetivo y sin la voluntad de responder positivamente o sin el corazón para confiar en esto.

La Verdad es Conocida Sólo por Apropiación Personal. La verdad religiosa es en última instancia, la verdad acerca de una Persona (Dios); es verdad que debe ser aceptada por una persona (el creyente) en una manera personal–es decir, por un compromiso personal. Sea cual sean las proposiciones sobre Dios que se pueda pronunciar y sea cual sea la precisión con que puedan representar a Dios, no hay sustitutos para Dios mismo. En el análisis final, la verdad religiosa se trata de una Persona. El sujeto y el objeto de las declaraciones religiosas son personales; la verdad religiosa es profundamente personal en su naturaleza. En resumen, el fideísmo es un correctivo bienvenido hacia lo abstracto y amortigua al racionalismo y al formalismo.

Todos los Hechos Son “Interpra-Hechos” Que Sólo Tienen Sentido Dentro de un Sistema Global de Creencias. Van Til tenía razón en subrayar que ningún “hecho” científico o histórico tiene sentido alguno fuera de un marco metafísico. Algunos no-cristianos también han enfatizado este punto.1 Sin un contexto y relación global, no existe una estructura para el significado y la verdad. Incluso la resurrección de Cristo no tiene sentido en una cosmovisión naturalista; se trata simplemente de un evento inusual, en el mejor de los casos, o cualquier cosa menos un universo teísta. A menos que haya un Dios, los milagros no son posibles. Por lo tanto, nunca se puede usar un milagro para probar la existencia de Dios, ya que el hecho mismo de un milagro (como un acto de Dios) presupone que Dios ya existe. ¿Cómo se puede conocer que existe un acto de Dios, a menos que ya se presuponga a un Dios que puede actuar? Los mismos eventos y “hechos” tienen diferentes significados en diferentes cosmovisiones. Van Til está en lo cierto: no existe verdad cristiana a menos que se esté un mundo teísta.

La Condición Pecaminosa de la Humanidad Afecta la Respuesta Humana a Dios. Muchos fideístas cristianos hacen este punto, señalando que las personas deben amar y servir al verdadero Dios, pero no lo hacen, y su elección en realidad influye en todo su modo de pensar acerca de la realidad. En la práctica actual, el no-cristiano opera en diferentes presuposiciones y llega a conclusiones diferentes. La fe o creencias “básicas” de los no-creyentes son diferentes, ya que se niegan a obedecer a Dios. No pueden evitar tener presuposiciones sobre el mundo; debe existir algo en que pensar con el fin de que se piense acerca el mundo. Algún marco es necesario si se va a tener pensamientos acerca de la realidad, incluso para aquellos que supuestamente se niegan a pensar en ello. En resumen, las cosmovisiones son inevitables, y diferentes cosmovisiones se basan en presuposiciones diferidas. Y la pecaminosidad de una persona, de hecho, influye en la cosmovisión que él o ella formula.

Una Crítica a la Prueba de la Verdad Fideísta

A pesar de las muchas percepciones importantes que fideístas ofrecen sobre la naturaleza y la aceptación de la verdad religiosa, su método y prueba de la verdad son totalmente insuficientes, por varias razones.

Algunos Fideístas Confunden la Epistemología y Ontología. Es decir, fallan en distinguir el fin de conocer y el fin de ser. El fideísta cristiano puede muy bien tener razón en el hecho de que hay un Dios, pero esto excusa la pregunta a menos que el fideísta pueda decir cómo él o ella conoce esto es el caso. Dios puede y de hecho se ha revelado a través de la Biblia, pero ¿cómo sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios? Otros libros con enseñanzas contrarias también afirman ser la Palabra de Dios (por ejemplo, el Corán). Asumiendo la verdad del cristianismo, los fideístas cristianos tienen razón en que creen acerca de Dios, pero están equivocados en la razón de esa creencia. Ciertamente, si hay un Dios y toda verdad viene de Dios, se deduce que incluso los criterios para distinguir la verdad del error serán dados por Dios, pero Dios es lo que se ha demostrado, y no podemos empezar por asumir su existencia como hecho. Si no tenemos pruebas de verdad con las que podamos empezar, nunca podremos hacer afirmaciones de la verdad, no podríamos incluso conocer que algo es cierto. Simplemente podemos creer sin justificación lo que queremos creer, pero en este caso cualquier visión tonta, insana, o contraria será simplemente creída. Además, ¿cómo se va a decir quién, si alguien, tiene la verdad? Sin una manera epistemológica de conocer la verdad, ninguna afirmación de verdad ontológica puede ser presionada.

El Fideísmo Falla en Distinguir Claramente el Creer en Dios y el Creer que Hay un Dios. El fideísta comparte algunas ideas importantes sobre el creer en Dios. Por un lado, tal creencia debe ser personal y existencial, y no puramente abstracta e intelectual. Por otro lado, ¿será posible tener una creencia inteligible o creíble en Dios a menos que se tenga alguna manera en primer lugar para creer que existe un Dios? ¿Puede un hombre, por ejemplo, colocar su confianza en su esposa a menos que primero tenga alguna garantía para creer que ella es su esposa? ¿No sería la mayor locura al final del día el correr a los brazos de la propia esposa en la puerta de entrada, si es la puerta equivocada y la esposa de alguien más? Un hombre debe tener alguna evidencia que está tomando el camino correcto y abrazar el verdadero objeto de su amor antes de hacer el compromiso existencial con alguien. Del mismo modo, antes de que se haga un salto de fe en Dios, se debe tener alguna razón para creer que es el verdadero Dios al cual se compromete. Cualquier otra distinción se sigue de esto.

Los Fideístas No Diferencian Entre el Creer en Dios y el Soporte o Garantía de esa Creencia. Esta distinción ha sido claramente dibujada por algunos de los teístas principales. Aquino, por ejemplo, sostuvo que la fe se basa únicamente en el testimonio y la autoridad de Dios. La evidencia puede ser utilizado para apoyar, confirmar, o incluso acompañar a esta creencia, pero nunca debe ser la base para creer.2 Los fideístas subrayan correctamente la base para la creencia—esta es, Dios o la revelación de Dios—pero parece que desatienden enteramente la garantía o el apoyo para el ejercicio de esta creencia. En resumen, la evidencia se refiere directamente a la creencia que hay un Dios, pero no directamente en la creencia en Dios. “Creer que” es una cuestión intelectual, y hay argumentos racionales para esto, pero “creer en” es un asunto existencial que no tiene dichas pruebas objetivas para la verdad. El fideísmo está justo en lo último pero pasa por alto casi por completo la necesidad de criterios o una prueba de la verdad de que hay un Dios, o que la Biblia es la Palabra de Dios, y así sucesivamente.

El Fideísmo Suele Pasar por Alto la Necesidad de lo Proposicional en su Celo por Enfatizar lo Personal. No hay ninguna razón, en contraste con Kierkegaard y Barth, de que la revelación de Dios no pueda ser a la vez personal y proposicional. La Biblia afirma ser una revelación proposicional—es decir, una revelación en revelación en palabras.3 De hecho, es difícil de entender cualquier sentido significativo de las palabras conocer y entender al aplicarlas a la persona de Dios, a menos que tengan algún contenido cognitivo que sea expresable en palabras o proposiciones. Sin duda, el objeto de la fe religiosa es una Persona (Dios), pero no existe manera de descartar que las proposiciones puedan ser pronunciadas acerca de esa Persona.4 Las revelaciones no tienen que ser impersonales simplemente porque están escritas, ¡como cualquiera puede testificar que ha tenido un romance por correo! De hecho, el intento fideísta completo en negar que Dios sea verbalmente expresable conlleva necesariamente algunas expresiones verbales acerca de Dios. El fideísmo, por lo tanto—como el agnosticismo y el racionalismo antes que este—es autodestructivo.

Los Fideístas Fallan en Ver la Diferencia entre lo Inevitable y lo Injustificable. Podemos conceder que las presuposiciones son inevitables; la gente no puede pensar sin supuestos epistemológicos e incluso ontológicos. Sin embargo, la cuestión crucial no es si podemos evitar el uso de presuposiciones, sino si podemos justificar las que utilizamos. Todos los tipos de presuposiciones diferentes están disponibles. Podemos presuponer que este es un mundo naturalista, o un panteísta, o un teísta, y así sucesivamente. Pero, ¿qué presuposición debe ser elegida, y con qué garantía?

En cierto sentido, todos los humanos son fideístas–es decir, todos creen ciertas cosas básicas acerca de la realidad que no tienen bases puramente de hecho o demostrablemente racionales para su posesión. Sin embargo, las preguntas importantes sobre estas creencias que difieren son los siguientes: ¿Son discutibles? ¿Son justificables? ¿Hay alguna manera de resolver los conflictos en sus afirmaciones de verdad? ¿Pueden ser eliminadas algunas creencias como falsas y otras establecerse como verdaderas? Si es así, ¿por cuál método o prueba para verdad? Los fideístas no se enfrentan a estas preguntas directamente, o si lo hacen, tienden a dar respuestas no-fideístas, como que para creer lo contrario es contrario a la experiencia propia, a la razón, o a la esperanza propia para el futuro, o que trae resultados no deseados. Sin embargo, al responder de esta manera es volver al racionalismo o pasar al experiencialismo o al pragmatismo como prueba de la verdad. Esto ya no es fideísmo metodológico.

El Fideísmo se Enfrenta al Dilema de la Justificación. De cualquier forma, ya sea que el fideísmo realiza una afirmación de verdad o no lo hace. Si no es así, entonces no está ni siquiera en el juego de la verdad. Si hace una afirmación de la verdad, entonces ya sea que ofrece una justificación para ella o de lo contrario no lo hace. Si ofrece una justificación para lo que cree, entonces ya no es fideísta. Si no lo hace, entonces, se deja con una afirmación de verdad injustificada. O, para decirlo de otra manera, el fideísta ya sea que tiene una razón para ser fideísta o no la tiene. Un fideísta que tenga una razón de ser fideísta ya no es un fideísta. Alguien que no tiene una creencia irrazonable.

Plantinga una vez respondió a este dilema afirmando que su justificación para el fideísmo (creencias “propiamente básicas”) era opcional. En este caso, el dilema puede reformularse de esta manera. Ya sea que la justificación para el fideísmo es esencial (no opcional), o no la es. Si es esencial, entonces, dar una justificación para el fideísmo es esencial para el fideísmo, y el fideísmo ya no es fideísmo (ya que está de acuerdo, en contra del fideísmo, que las justificaciones para nuestras afirmaciones de verdad son esenciales). Si no es esencial para el fideísmo el dar una justificación de sus afirmaciones de verdad, entonces esto lleva a un problema final–no hay manera definitiva para justificar una afirmación de verdad basada en la fe sobre las afirmaciones de verdad basadas ​​en las fe contrarias.

El Fideísmo no Tiene Manera de Discutir entre Afirmaciones de Verdad Contrarias. Esto deja a los fideístas en la posición insostenible de no ser capaces de establecer la diferencia entre la verdad y la falsedad. Puntos de vista (y cosmovisiones) opuestos no pueden ser ambos verdaderos (esto es una violación de la ley de la no-contradicción). Pero si el fideísmo es correcto, entonces no tenemos ninguna manera de establecer cuál es la verdadera.

En resumen, el fideísmo es una prueba inadecuada para una cosmovisión, ya que no puede juzgar a una cosmovisión sobre otra. Porque si no hay pruebas racionales o evidenciales para las afirmaciones de verdad de diferentes cosmovisiones, entonces no hay manera de conocer cuál es la verdadera, a diferencia de las otras cosmovisiones mutuamente excluyentes.

Bibliografía

1.- Ver Paul Feyerabend, ed., Mind, Matter, and Method (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1966). (Mente, Materia, y Método)

2.- Tomás de Aquino, “On Truth” (Chicago: H. Regnery, 1952–54), 14, 8 y 14, 1, ad 2. cf. Tomás de Aquino, Summa Theologica, trad. the Fathers of the English Dominican Province (New York: Benzinger Brothers, 1947–48), 2a2ae.2, 10. (Suma de Teología)

3.- Norman L. Geisler and William E. Nix, From God to Us: How We Got Our Bible (Chicago: Moody Press, 1974), cap. 2. (De Dios Hasta Nosotros: Cómo Obtenimos Nuestra Biblia)

4.- Norman L. Geisler, Christ: The Theme of the Bible (Chicago: Moody Press, 1968), cap. 6. (Cristo: El Tema de la Biblia)

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Glorario

Afirmación de verdad: Es una proposición que comunica una declaración que pretende ser verdadera

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Título Original: "An Evaluation of Fideism," parte extraída y traducida del Capítulo 3 del libro Christian Apologetics. 2nd Edition del Dr. Norman L. Geisler

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