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Paul Copan

Cuestionando el Presuposicionalismo


Mientras era estudiante de filosofía y divinidad en Trinity Evangelical Divinity School, organizé y moderé un debate entre dos de mis profesores–el filósofo Stuart Hackett y el teólogo Carl F. H. Henry. Hackett, un “empirista racional” autoproclamado, argumentó que, en principio, podemos evaluar la verdad o falsedad de las afirmaciones de la cosmovisión mediante ciertos criterios neutrales. Henry, un pressuposicionalista, afirmó que su punto de partida epistemológico es la Biblia; necesitamos una Palabra segura en lugar de las meras probabilidades de argumentos teístas.

El presuposicionismo es común en los círculos reformados. Cornelius Van Til, llamado la “fuente del presuposicionalismo,” argumentó que se debe comenzar con la revelación bíblica; de lo contrario, la “lógica” y la “evidencia” se distorsionarán para acomodar la supresión de la verdad en injusticia. Otros, como Gordon Clark, Greg Bahnsen y John Frame, generalmente han seguido la metodología de Van Til, aunque de manera variada (lo que hace difícil una breve evaluación del presuposicionalismo). Por ejemplo, Frame pregunta: “¿No estamos todavía obligados a decir, ‘Dios existe (presuposición), por lo tanto Dios existe (conclusión), y no es ese argumento circular?’” Él responde: “Sí, en cierto modo.”

En otra parte dice: “Si la Escritura es la justificación definitiva de todo conocimiento humano, ¿cómo justificar nuestra creencia en la Escritura misma? ¡Por la Escritura, por supuesto!”

Frame sostiene que todos tenemos presuposiciones, y si asumimos que la razón puede ser utilizada para evaluar las cosmovisiones, entonces estamos operando mediante el racionalismo, que en sí mismo excusa la cuestión (es decir, es circular). Puesto que no hay una zona libre de presuposiciones, se puede legítimamente “presuponer” la fe cristiana para dar sentido a la realidad y comprometerse con cosmovisiones alternativas.

Como lo veo, el presuposicionalismo tiene las siguientes fortalezas: su énfasis en (a) la influencia noética del pecado (el efecto del pecado en la mente); (b) la no neutralidad de las cosmovisiones (son compromisos de corazón); y (c) la necesidad de la obra del Espíritu para que la fe se arraigue en el corazón. Yo también estoy en desacuerdo con el presuposicionalismo en ciertos puntos.

Primero, se ocupa en pasar por alto la cuestión–asumiendo lo que se quiere probar. Comienza con la suposición de que Dios existe, y luego concluye que Dios existe. ¡Tal razonamiento le conseguiría una “F” en cualquier clase lógica digna del nombre! [Nota: Para una crítica más amplia de los puntos de partida de Frame, ver Harold A. Netland, “Apologetics, Worldviews, and the Problem of Neutral Criteria,” Trinity Journal 12/1 (Spring 1991): 39-58.]

Mientras comenzamos nuestra examinación de cosmovisiones desde algún lugar, las leyes lógicas universales como la ley de la no-contradicción o el medio excluido son ineludibles para evaluar y criticar las cosmovisiones. En su debate con Henry, Hackett dijo que sin un conjunto de “criterios neutrales” que son lógicamente anteriores al consentimiento o compromiso con una cosmovisión particular, “no hay forma de mostrar que una perspectiva de cosmovisión es más plausible que otra” ya que ambas partes están “partiendo de suposiciones totalmente diferentes.” De hecho, las declaraciones de las Escrituras mismas presuponen la validez de las leyes lógicas de la no-contradicción y del medio excluido; también apelan a criterios más allá de la Escritura–la corte de apelaciones de la evidencia histórica para la resurrección de Jesús (1 Cor. 15:1-19)–cosas que no se hicieron en un rincón (Hech. 26:26).

Segundo, los cristianos comparten un terreno común con los incrédulos, que también están hechos a imagen de Dios, que no se borra por la caída. Alguien ha dicho: “¡Una persona que cree en la depravación total no puede ser totalmente mala!.” Sin embargo, en algunos círculos reformados, la doctrina de la depravación total parece no dejar rastro de la imago Dei. Las Escrituras afirman lo contrario (Génesis 9:6), y Dios puede y habla a los incrédulos a través de la razón, la belleza, el fracaso moral y la existencia del mal. Como una nube de testigos apologéticos puede testificar, Dios ha utilizado argumentos filosóficos para su existencia, apoyos científicos para el comienzo del universo (Big Bang) y su ajuste fino, y evidencias históricas para la resurrección de Jesús para ayudar a la gente a abrazar a Cristo–así como Dios usa la predicación del evangelio (Romanos 1:16) o el carácter amoroso de una comunidad cristiana (Juan 13:35). Todos ellos forman parte del testimonio holístico de la realidad de Dios y del Evangelio, todo lo cual el Espíritu de Dios puede usar para llevar a los incrédulos a abrazar a Jesucristo.

Tercero, algunos (no todos) presuposicionalistas parecen inconsistentes con respecto a la teología natural. El filósofo Alvin Plantinga describe la actitud de los teólogos reformados hacia los argumentos teístas que van desde la “indiferencia, a través de la sospecha y la hostilidad, hasta las acusaciones absolutas de blasfemia.”

Típicamente, esos presuposicionalistas (por ejemplo, Bahnsen) evitan los argumentos cosmológicos tradicionales (causales), teleológicos (diseño) y morales, pero apoyan entusiastamente el argumento trascendental de Dios (AT)–el argumento para demostrar que Dios es el fundamento inevitable para todo pensamiento racional. Esto me parece una distinción sin una diferencia: ¿por qué Dios no podía usar TAG tal como él usa otros argumentos teológicos naturales? Además, ¿por qué el Dios cristiano y no el Dios del Corán como el fundamento del pensamiento racional?

Cuarto, es importante distinguir entre el fundamento seguro de nuestro conocimiento de Dios y el caso público altamente probable de la fe cristiana. El testimonio del Espíritu–no una multitud de argumentos intelectuales–es lo que en definitiva nos da confianza en el conocimiento de que pertenecemos a Dios (Romanos 8:15-16; Gálatas 4:6-7; 1 Juan 2:20), pero esto no excluye que el Espíritu use evidencias públicas altamente probables o plausibles para la existencia de Dios o para la resurrección de Jesús. El conocimiento en un área no excluye el conocimiento en otra. Teniendo garantía para creer (por el Espíritu) no es lo mismo que demostrar que mi creencia está justificada (usando evidencia y razón).

El filósofo cristiano Mortimer Adler ejemplifica tener suficiente conocimiento intelectual de que la fe cristiana es verdadera, pero aún no puso su confianza en Cristo para su salvación. Por la gracia de Dios, sin embargo, pasó de la conclusión de “una teología meramente filosófica a una creencia religiosa en un Dios que se ha revelado como un Creador del cosmos amoroso, justo y misericordioso, un Dios para ser amado, adorado y orado.”

Los argumentos para Dios y la fe cristiana fueron una base importante en la peregrinación de Adler, abriendo la puerta para abrazar a Cristo en una etapa posterior.

Estas son entonces mis preocupaciones con el presuposicionalismo. A pesar de que nos da ideas importantes, se queda corto en un número de puntos como una metodología apologética viable.

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Título Original: Questioning Presuppositionalism, artículo traducido de la siguiente página https://www.thegospelcoalition.org/article/questioning-presuppositionalism


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